1. El 59% de las PyME de la Industria manufacturera y el 49% de las PyME de Software y servicios informáticos (SSI) prevén que las regulaciones cambiarias vigentes afectarán negativamente sus planes de producción de bienes y servicios en el segundo semestre de 2022.

2. Una gran proporción de las PyME dependen, o tienen ligada su actividad, a las importaciones de manera directa o indirecta: 68% de las industriales y 59% las de SSI.

3. La dependencia sectorial está muy diferenciada. Los más dependientes: 91% de las empresas de equipos eléctricos y electrónicos, 91% de maquinaria y equipo, y 87% de plástico y caucho. Los menos dependientes: 33% de las empresas de madera, 38% minerales no metálicos y 49% autopartes.

4. Respecto de las importaciones directas, las pequeñas industrias dependen mucho menos que las medianas (29% vs. 56%).

5. El 75% de las manufactureras importadoras (directas o indirectas) y el 69% de sus pares de SSI tuvieron problemas para importar durante el último año. Las dificultades tienen diferente origen: entre las manufacturas, 42% regulaciones cambiarias, 20% dificultades propias de los proveedores externos y 10% de logística internacional; entre las de SSI, 56% regulaciones y 8% problemas de logística o del proveedor.

6. La tipología de las principales dificultades cambia por sector manufacturero: entre los textiles, tiene mayor difusión el problema de las regulaciones cambiarias locales, entre las de minerales no metálicos predomina el problema de la logística y entre los autopartistas, los problemas de los proveedores externos.

7. Las medianas tienen mayores dificultades por las regulaciones cambiarias que las pequeñas manufactureras (61% vs. 38%).

8. La previsión del aumento en el monto de importaciones para 2022 con respecto a 2021, tanto en la industria manufacturera como en SSI, supera el 5% contemplado por la normativa: 9% previsto por las industriales importadoras directas y 30% por las de SSI.

9. La categoría para la cual la normativa establece el acceso a divisas para el pago de importaciones a 180 días excluye al 98% de las PyME importadoras directas industriales y al 100% de las de SSI.

10. De acuerdo con las estimaciones de FOP, respecto a las importaciones asociadas a la primera categoría (SIMI A), el +70% respecto del valor FOB de 2020 resultaría casi siempre superior al +5% respecto del valor FOB 2021 y, por lo tanto, el límite operativo sería este último. En el caso de la segunda categoría (SIMI B), la regulación podría provocar serios problemas para unas 3.700 PyME industriales que ocupan alrededor de 110.000 trabajadores.

11. Dado este diagnóstico, en el marco de la escasez de divisas, sería auspicioso que el BCRA pudiera revisar la normativa vigente y diseñar una política de corte industrial, que contemple en el acceso a divisas para importar materias primas y bienes intermedios, por ejemplo, la capacidad exportadora y la generación de empleo de los distintos sectores.

Fuente: www.observatoriopyme.org.ar © Copyright

A la salida de la pandemia, en 2021, el poder adquisitivo del conjunto de las exportaciones industriales del país disminuyó un 13%. Esto significa que con la misma cantidad física de exportaciones industriales ahora el país puede importar una menor cantidad de bienes industriales.

Este efecto no parece permanente para el conjunto de las exportaciones industriales, ya que durante 2019 y 2020 el poder adquisitivo de las mismas había crecido levemente. En cambio para las exportaciones industriales de las PyME, la pérdida de poder adquisitivo de sus ventas externas se presentó fuerte y permanente durante la prepandemia (Informe especial: Inserción internacional y competencia en el mercado interno) y es posible que hoy mismo el fenómeno esté agravándose.

El tema es importante y hay que prestarle máxima atención porque influye negativamente en el saldo de la Cuenta Corriente del Balance de Pagos del país, en una coyuntura donde el país necesita aumentar sus reservas para cumplir con las metas comprometidas con el FMI.

Fuente: www.observatoriopyme.org.ar 

Durante el año pasado, las exportaciones de Argentina hacia Bolivia fueron de 565 millones de dólares, que significó un alza del 8% con respecto a 2020. Entre los principales productos exportados se encontraron la harina de trigo (15,3% del total), gasolinas excluidas las de aviación (5,9%), fungicidas (1,7%), trigo y morcajo (1,7%) y semilla de girasol p/siembra (1,5%).

Por otro lado, las importaciones argentinas desde Bolivia alcanzaron los 1055 millones de dólares, implicando una suba del 2% frente a 2020. El principal producto importado fue el gas natural en estado gaseoso, que comprendió el 91,3% del total de las importaciones desde aquel destino.

El saldo de la balanza comercial entre Argentina y Bolivia registró un déficit de 490 millones de dólares en 2021, lo que reflejó una baja del 3% en comparación a 2020 como consecuencia del mayor aumento de las exportaciones por sobre las importaciones.

En 2013, las importaciones desde Bolivia alcanzaron la mayor participación en el comercio bilateral (78%); a partir de entonces comenzó a declinar y se ubicaron en torno al 66% en los últimos 6 años, aunque bastante por encima de lo sucedido en décadas anteriores.

Principales productos exportados hacia Bolivia – Año 2021

Principales productos importados desde Bolivia – Año 2021

Fuente: Cámara Argentina de Comercio y Servicios. https://www.cac.com.ar/comunicado

«La escalada sin precedentes de los fletes marítimos continúa rompiendo todos los pronósticos y en el ambiente ya se habla de una temporada pico permanente«, plantea un informe de la Cámara de Importadores (CIRA) que advierte que en Argentina hay dificultades para conseguir contenedores y reservar bodega, lo que puede generar un perjuicio para el comercio exterior local.

El 80% del volumen global y el 70% del valor global del comercio exterior se hace por vía marítima. De ese total, el 52% son mercaderías que viajan en contenedores. Hubo efectos colaterales de la pandemia y las restricciones de circulación de la mano del rol del comercio electrónico en la demanda y un impacto de la concentración de los servicios: siete de cada diez contenedores que navegan en el mundo lo hacen en buques de tres alianzas marítimas.

Para explicar el impacto local, la CIRA habla de «efecto cascada»: si faltan buques en las rutas que más demandan y más pagan, «se los saca de las rutas con menos demanda y que menos pagan», advierten. Asimismo, si falta bodega en la costa este de América del Sur, «el pronóstico puede incluso empeorar» porque los armadores podrían optar por concentrarse en rutas más rentables.

Ya hay señales en la falta de contenedores. «Reservar un contenedor, hoy, también se volvió una odisea», aseguran desde la entidad que representa a las firmas que traen productos del exterior y explican que la disponibilidad depende de la relación entre exportaciones con valor agregado (que se trasladan en contenedores) y las importaciones.

La empresaria logística Delia Flores consideró que «la logística marítima pasa por una situación de total desarticulación, debido a las interrupciones constantes en los viajes, escalas inesperadas, atrasos en los arribos a los puertos y problemas en las cargas de productos para la exportación. La síntesis: atrasos, incertidumbre, caos y extra costos para todos».

«No sabemos si los espacios de que tenemos reservados para salidas de nuestras exportaciones, serán respetados. Conseguir espacio en los buques hoy, es una verdadera odisea«, remarcó la empresaria. «Es muy importante para el sector que se respeten los tiempos y flujos de las mercaderías en relación con sus ámbitos geográficos, tanto de orígen como de destino».

IMPACTO EN EXPORTACIONES

«Las economías desarrolladas exportan manufacturas e importan insumos (en ambos casos en contenedores), con lo que es de esperar que la balanza de entrada y salida sea pareja», ejemplifican. En el caso argentino, existe un desbalance entre el valor agregado de las exportaciones y las importaciones, lo que hace que un contendor «hoy valga oro en polvo».

La menor disponibilidad de servicios podría impactar negativamente en las exportaciones de manufacturas,  el sector que busca crecer para generar un ingreso genuino de dólares. En los primeros siete meses del año las exportaciones sumaron u$s 42.625 millones, el mayor valor de los últimos ocho años, según destacó la Cancillería, con una suba del 31,2% internual empujado más por precios (24,3%) que cantidades (5,6%).

La buena nueva, en tanto, contrasta con un análisis de largo plazo a cargo de Marcelo Elizondo, de la consultora DNI: en los últimos 40 años (entre 1980 y 2020) las exportaciones argentinas perdieron 30% de su participación en el total mundial y más de un tercio de su participación en el total latinoamericano.

CÓMO BAJAR LOS COSTOS

Los escenarios que plantean para la baja de precios incluyen uno drástico, de una escalada tal que ya no permita operar, lo que haría que desaceleren las tarifas. Otra posibilidad es que se agregue más capacidad en las principales rutas comerciales, presionando a la baja las tarifas en las principales rutas, aunque ese escenario haría que se mantenga en las rutas «clase B o C», donde se ubica Argentina.

Los importadores consideran que deberían tenerse tres factores en cuenta para regular mejor el mercado y amortiguar el impacto, como una mayor flexibilidad en los tiempos de desaduanización y permisos para evitar costos extra; el seguimiento de escalas y horarios para optimizar los flujos y la regulación de competencia para evitar comportamientos abusivos.

Según el último informe de comercio mundial de Unctad, la conferencia de Naciones Unidas para el Comercio, Transporte y Desarrollo, la recuperación del comercio mundial de la crisis del Covid-19 alcanzó un récord en el primer trimestre de 2021: subió 10% interanual y un 4% en el trimestre.

El «impresionante repunte» estuvo impulsado por el sólido desempeño de las exportaciones de las economías del este de Asia, «cuyo éxito temprano en la mitigación de la pandemia les permitió recuperarse más rápido y capitalizar la creciente demanda mundial de productos«. La recuperación de la pandemia fue más rápida que en las dos últimas recesiones comerciales, según el economista de Unctad Alessandro Nicita.

Fuentes: Patricia Valli, Cronista.