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El emprendimiento en Medellín no es cuento

La ciudad ha consolidado desde hace más de dos décadas un ecosistema de emprendimiento tecnológico que crece gracias al ingenio de los innovadores, pero también a la sinergia entre instituciones públicas y privadas, la academia y los gremios, entre otras entidades creadas para este fin.

La ciudad es uno de los referentes del país en emprendimiento. FOTOS: Donaldo Zuluaga

Como una herencia de los arrieros de antaño, que se abrieron paso entre una geografía magnífica, pero hostil, imponente, inhóspita y difícil de dominar, en las nuevas generaciones de medellinenses se conserva la semilla del emprendedor que sabe reaccionar rápido a las dificultades y crear soluciones innovadoras para traspasar barerras, ahora ya no las montañas y los profundos valles, sino los desafíos financieros, tecnológicos y sociales.

Hoy, Medellín y su área metropolitana son referente de emprendimiento. En las valoraciones del Global Startup Ecosystem 2021 de Startup Blink, la capital antioqueña fue considerada la segunda ciudad de Colombia en temas de ecosistemas de startups después de Bogotá, así como la 13 en América Latina y el Caribe y la 183 en el mundo en comercio electrónico y tecnología.

Y se ha convertido en un lugar ideal para ubicar startups de fintech, hardware, internet de las cosas (IoT), software y datos, explica David Hernández García, vicerrector de Extensión de la Universidad de Antioquia y vocero de la estrategia Parque del Emprendimiento (Parque E), que desarrollan la U. de A. y la Alcaldía de Medellín para acompañar emprendimientos de alto impacto.

El camino para llegar a esta posición ha estado abonado no solo por las personas que crean emprendimientos, sino también por alianzas, programas y estrategias de fomento para las ideas desde que están arrancando, lo que ha llevado, además, a que la ciudad adquiera gran atractivo para desarrollar startups y empresas de base tecnológica, que son los predominantes en el ecosistema de emprendimiento local.

¿Cómo lo han logrado?

Un motor importante han sido las convocatorias, de agencias del Gobierno Nacional como Innpulsa y MinTIC, la Alcaldía de Medellín, así como de empresas privadas. Por lo menos esa es la lectura que hace Juan Manuel Higuita, director de Créame, incubadora que ha permitido crear, solo en 2021, 6 empresas, fortalecer 647, acelerar 50, a las que se suman 426 que están en incubación.

Aunque estos estímulos se pueden encontrar en otras partes del país, Hernández e Higuita coinciden en que Medellín tiene cierta ventaja porque desde hace más de dos décadas empezó a consolidar un trabajo conjunto entre instituciones, gremios, universidades, incubadoras y fondos. Además, en los últimos 20 años las administraciones municipales han mantenido una agenda de emprendimiento y, aunque cambien los nombres de programas, brindan apoyos y estímulos similares en las etapas de desarrollo, validación y puesta en marcha de las iniciativas de negocio.

Justamente el Parque E es una de las apuestas más antiguas en la ciudad para fomentar y acompañar proyectos empresariales, en especial los de jóvenes estudiantes y egresados de instituciones de educación superior. Aunque es una estrategia en articulación entre la Universidad de Antioquia y la Alcaldía de Medellín, tienen alianzas con otras entidades nacionales e internacionales y, desde su creación en 2006, han acompañado más de 720 emprendimientos.

Solo en 2021 fueron 60 emprendimientos acompañados, uno de los cuales cerró el año con ventas por $1.845 millones, la cifra más alta en la historia del programa: se trata de Row Tecnología, que ofrece servicios en protección contra incendios. El año pasado, en general, los proyectos apoyados por el Parque E acumularon ventas por más de $5.000 millones, generaron más de 500 empleos directos y 600 indirectos o no formales, cuenta Hernández.

Los primeros años de vida

Acompañamientos de este tipo son cruciales en las etapas tempranas de los proyectos y permiten que en Medellín haya una mayor probabilidad de que estos no mueran en el intento. Programas como Aceleración Empresarial, liderado por la Alcaldía y la incubadora Créame, han permitido que muchos emprendedores encuentren un inversionista ángel. El 96% de las compañías que atienden, anota Higuita, siguen vivas y han superado los cinco años de existencia, la fase más crítica del proceso, por falta de capital base, dificultades para acceder a créditos en el sector financiero y poca visibilidad de las iniciativas.

La ciudad también cuenta con Ruta N, el centro de innovación y negocios que fomenta la economía del conocimiento para responder a retos que transformen vidas. La articulación de esta entidad con otras instituciones permite formar el talento necesario para la industria 4.0. En busca de esta meta, se inauguró en la ciudad el Centro para la Cuarta Revolución Industrial, operado por Ruta N y afiliado al Foro Económico Mundial, que busca desarrollar proyectos sobre inteligencia artificial, mercado de los datos, blockchain (estructura matemática para almacenar datos) e internet de las cosas, al tiempo que se convierte en una ventana hacia el mundo para posicionar iniciativas nacidas en Medellín y el país en general.

La academia no se queda atrás. Casi todas las instituciones de educación superior promueven programas, convocatorias y estímulos para impulsar a los emprendedores. Por ejemplo, la Universidad CES tiene un fondo de capital de riesgo para desarrollar proyectos de emprendimiento tecnológico en la institución y ha apoyado más de 40 iniciativas de base tecnológica, como la primera spinoff en telemedicina de Antioquia: Hola Dr., cuyo desarrollo contó con el apoyo de Ruta N y la Cámara de Comercio, y ya ha generado unos 500 empleos, al tiempo que contribuye a la descongestión de servicios de urgencias de entidades hospitalarias.

O el caso de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), que tiene una incubadora de empresas para desarrollos tecnológicos y que ha permitido una supervivencia empresarial del 87% en los últimos tres años. Posibilitan la incubación de 10 empresas al año mediante apoyo en aspectos como modelo de negocio, finanzas, marketing digital, portafolio de productos, legislación y crecimiento personal, entre otros aspectos. También cuentan con la aceleradora de empresas, consultorio empresarial y la capacidad de comercializar tecnología producida en la universidad.

Y aunque esto ha permitido que algunas iniciativas escalen a mercados internacionales, en la actualidad no es tan frecuente que suceda, pues Medellín sigue la tendencia global de la actividad microempresarial que se queda en mercados muy locales, señala Higuita. Por esto también hay apoyos encaminados a la internacionalización de estas empresas, a lo que se suma que el talento antioqueño, que ha tenido apoyo de estas instituciones, ha recibido reconocimiento mundial de parte de entidades expertas en la materia.

Lo cierto es que siguen subiendo los casos de antioqueños emprendedores reconocidos por sus contribuciones a la economía, al desarrollo de los territorios y las soluciones a problemáticas de la sociedad y la industria. EL COLOMBIANO conversó con tres de estos innovadores que buscan posicionar cada vez más sus ideas y seguir creciendo en el mercado.

EatCloud: negocio triple impacto

“Dentro del desarrollo de nuestro negocio solucionamos problemas que deben ser resueltos también por la empresa y no solo por fundaciones”. Jorge Correa, CEO EatCloud.

Hace 20 años el antioqueño Jorge Correa y sus hermanos Ana María, Juan David y Luis Carlos incursionaron en el mundo de las aplicaciones móviles y fueron pioneros en automatizar en tiempo real las operaciones comerciales de grandes compañías de alimentos. En medio de su trabajo notaron que estas tiraban a la basura grandes cantidades de alimentos aptos para el consumo humano, porque estaban próximos a vencerse o porque tenían algún daño en el empaque o la etiqueta.

Las consecuencias negativas eran triples: pérdidas económicas para las empresas por concepto de transporte, almacenamiento y disposición final de los productos desperdiciados; graves impactos ambientales por los efectos de gas invernadero tras la descomposición de los mismos en los rellenos sanitarios; y una forma inadecuada de enfrentar el hambre que padecen miles de personas.

Al conjugar los tres elementos, los hermanos Correa crearon EatCloud, de la mano de Isis Espitia Daniel Cardenas e Ivan Darío Restrepo, una iniciativa que empezó a funcionar hace unos dos años y que usa inteligencia artificial para mapear el problema del desperdicio y conectar a grandes almacenes, hoteles y restaurantes con fundaciones y bancos de alimentos que pueden entregar esa comida a las familias más pobres.

En su primer año de operaciones, EatCloud se convirtió en la compañía que rescata el mayor volumen promedio anual de alimentos en el mundo, por encima de iniciativas similares de Europa o los Estados Unidos, un récord importante porque aún están arañando el mercado colombiano. En el tiempo que llevan de funcionamiento, han evitado que se desperdicien 20.000 toneladas de alimentos en el país, que equivalen a más de 45 millones de platos de comida, con lo cual sus clientes del ecosistema alimentario han ahorrado unos 30 millones de dólares, sin contar que han mitigado la emisión de más de 550 toneladas de CO2, según cuenta Jorge Correa, CEO de la empresa.

EatCloud es considerada la startup con el mayor volumen promedio anual de alimentos rescatados en el mundo. FOTO Cortesía

“Con lo que tiramos en Colombia podríamos alimentar a 8 millones de personas al año, que es todo Bogotá u ocho Guajiras”, dice. Por ello, están estandarizando procesos y plataformas para entrar al mercado de Latinoamérica y, este año, esperan llegar a México, Centroamérica, Argentina y Chile, para luego incursionar en Estados Unidos, Brasil y Canadá.

Las ONG y los bancos de alimentos que se benefician disponen de su capacidad logística para recolectar y distribuir los alimentos, mientras que las grandes empresas ahorran dinero y adquieren beneficios tributarios asociados a los certificados de donación, al tiempo que reciben de EatCloud análisis de datos para optimizar procesos y evidenciar el impacto social y ambiental que generan, como base para sus estrategias de responsabilidad corporativa, campañas de marketing social o informes de sostenibilidad.

Hoy tienen clientes como el Grupo Éxito, Makro, Nutresa, Alquería, Postobón, más de 100 restaurantes y Ara, entre otros; y están presentes en 230 ciudades (en todas las capitales) y municipios colombianos, principalmente del centro y el norte del país. “Esto va a ser una solución que estará en muchos países y va a generar un alto impacto, con mucho amor desde Medellín”, anota Jorge, quien ve en esta ciudad un proceso de transformación muy importante apalancado en el emprendimiento y que ha permitido el reconocimiento a proyectos de valor en un lugar que fue uno de los más violentos del mundo.

En el caso de EatCloud, la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco) fue un gran apoyo para entender la realidad del desperdicio y el rescate de comida. Para Correa, comenzar a emprender en la capital antioqueña implica hacer sacrificios, tocar puertas una y otra vez, chocarse con muros, pedir préstamos, afinar tuercas y hacer varias versiones hasta lograr la correcta y, así, lograr credibilidad y confianza.

Netux: tecnología para la salud

“Permitimos que las instituciones puedan atender a muchos más pacientes sin ocupar las habitaciones ni las camas si no es estrictamente necesario”, Sergio Marín, CEO de Netux.

Sergio Marín y Juan Pablo Velásquez estudiaban Ingeniería Electrónica en la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) y trabajaban en un sistema para monitorear eventos cardíacos de forma remota con lo cual diseñaron un producto considerado un éxito desde el punto de vista técnico y, además, muy sofisticado para la época.

Sin embargo, la universidad no tenía capacidad de comercializar esta tecnología, por lo cual en 2006 decidieron crear Netux, un emprendimiento que cada vez se consolida más y que le permitió a Marín ser reconocido por el MIT Technology Review, propiedad del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), como uno de los innovadores menores de 35 años de Latinoamérica en el año 2020.

La compañía, que hoy tiene 250 clientes entre clínicas, hospitales, entidades de salud del gobierno y aseguradoras, hace seguimiento a distancia a pacientes con enfermedades crónicas que no requieren hospitalización. Pueden monitorear frecuencia cardíaca, saturación de oxígeno y presión arterial, por medio de sensores instalados en las casas con conectividad a internet que arroja los datos en tiempo real a los equipos médicos. Así, identifican si hay algún problema y atenderlo de manera oportuna.

Netux registra un positivo crecimiento cada año en sus distintos frentes. FOTO Edwin Bustamante

Cada año se duplican las cifras de la empresa, que hoy cuenta con 70 personas y hace poco adquirió Tapptus, una startup nacida en 2013 y que es experta en digitalización de formularios para evitar el uso de papel y los registros manuales. Así, Netux ampliará su portafolio de productos para que las instituciones de salud tengan datos automatizados en tiempo real cuando hacen trabajo de campo que requiere consolidar información de los pacientes. “Cuando empiezan a verse estos movimientos de adquisiciones o fusiones entre compañías del mismo ecosistema de Medellín, empieza a verse un flujo dinámico de nuevas innovaciones y de la economía”, señala Marín, CEO de la compañía.

Llegar a este punto no ha sido sencillo. Primero, tuvieron que “evangelizar” a los potenciales clientes para que creyeran en su idea, endeudarse y tocar puertas para darse a conocer. Marín afirma que el apoyo que encontraron en la ciudad también fue fundamental. Desde el inicio contaron con acompañamiento económico y orientación de entidades como Cultura E, el fondo Emprender del Sena, Ruta N, Innpulsa, Colciencias, Proantioquia, y, en los últimos años, Endeavor. Ya tienen clientes como el Hospital Pablo Tobón, San Vicente Fundación, las secretarías de Salud de Medellín y Bogotá, Metrosalud, el Hospital General de Medellín y una clínica de Pereira, entre otros.

Para Marín, en ciudades como Medellín hay cada vez mayores facilidades para crear emprendimientos, como flujos de capital en etapa temprana, asesoría y visibilización. Por ello, considera que es posible tener una visión más amplia e imaginarse sus ideas incluso en mercados internacionales.

DinastíaINC: tecnología paisa para la industria

“Tenemos presencia en todo el mundo y permitimos que los artistas y sellos discográficos distribuyan y comercialicen su música en distintas plataformas”, Ángela María Galeano, gerente de DinastíaINC.

Fabio Andrés Rendón, Carlos Alberto Tobón y Alejandro Rómulo fundaron DinastíaINC, una compañía agregadora o distribuidora de música digital, sirviendo de intermediario entre tiendas como Spotify, YouTube, TikTok, Facebook, Deezer o iTunes, entre otras, y los artistas, con el fin de optimizar la monetización de los productos y atender temas relacionados con contratos o dobles reclamaciones. De esta forma, ante el gran flujo de artistas, es mucho más ágil el proceso de promocionar su música con estas plataformas.

Ángela María Galeano, gerente general de la compañía desde que esta tenía solo un año, cuenta que hoy tienen 35.000 clientes en los cinco continentes. Una de sus novedades es que no cobran mensualidades, sino que acuerdan un porcentaje de ganancia, de tal manera que si el artista no gana nada, la compañía tampoco y si gana mucho el porcentaje de ganancia será bueno. Se han abierto paso rápido y la pandemia les permitió crecer mucho más ante un sector golpeado con fuerza por el cierre de restaurantes, bares, estadios, teatros y conciertos, que tuvo que replantear la forma de seguir conectados con el público.

DinastíaINC tiene presencia en los cinco continentes. FOTO Jaime Pérez

La compañía tiene una plataforma digital en seis idiomas para que, de forma automática y por medio de un registro, los creadores de música la distribuyan y comercialicen en plataformas posicionadas en el mercado. Asimismo, brindan asesoría y acompañamiento a sus clientes en planificación de lanzamientos globales, estrategias digitales, marketing, licencias y derechos de autor, entre otros frentes. De esta forma, la empresa permite que el artista suba la música, la distribuya, cobre regalías y mantenga el control total sobre sus productos.

“Las agregadoras o distribuidoras digitales musicales éramos el respirador artificial de la industria musical en el peor momento de la pandemia”, manifiesta Ángela al hablar de esta empresa que ya cumple 15 años, durante los que ha contado con apoyo de Ruta N y Comfama, en aspectos financieros y de capacitación. Por ejemplo, gracias a una gestión de Ruta N, la Universidad de Edimburgo los apoyó para sacar adelante el proyecto de internacionalización.

Para Ángela, Medellín es una de las ciudades más emprendedoras de Colombia y cuna de emprendimientos tecnológicos porque hay interrelación entre las distintas industrias, lo que permite trabajar en proyectos conjuntos, como es el caso de la promoción musical ágil y rentable a través de la tecnología.

Fuente: Heidi Tamayo Ortíz . https://www.elcolombiano.com/

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