Opinión

Impulso PyME

Una de las grandes diferencias, a favor de las PyMES, respecto a las empresas corporativas es su dinamismo, su pragmatismo, su poder de adaptación y su versatilidad. Pero esa virtud, a veces puede ser un ancla.

Impulso PyME

El título no hace referencia a ningún programa de fomento, subsidio o financiación del segmento de las pequeñas empresas. El título hace referencia a una forma de ser, de hacer negocios, de actuar de las PYMES, que requiere conocimiento y tal vez revisión.

A diferencia de las empresas corporativas, grandes, con sus metodologías, procesos, mecanismos y políticas, las empresas PYMES se caracterizan por su dinamismo, su pragmatismo, su poder de adaptación y su volatilidad.

«Era necesario volver a producir en el país para posicionarnos en el nivel de mercado que nos corresponde»

En ese transcurrir, muchas, pero muchas de las decisiones que toman las PyMES se hacen como resultado de ramalazos de improvisación, de impulsos, de dos o tres chequeos y el posterior “adelante”.

El impulso PyME domina; no hay tiempo ni lugar para situaciones de decisión sesudas, o consensuadas, o como resultado de procesos racionales. Se hace porque me parece, porque lo siento, porque todo me lleva a…o simplemente porque se me ocurrió y punto.

Esa verticalidad en las decisiones, es parte clave del éxito, porque les da a las PyMES una agilidad única (justo cuando la palabra está más que de moda).

No se depende del tiempo que tienen las empresas de estructuras grandes para decidir, donde las cosas recorren escritorios, se plasman en minutas, se elevan en presentaciones y words en múltiples direcciones, y cuando ya está, cuando parece que sí que ya se define el “allá vamos”, siempre hay un pero, una consulta adicional, una duda emergente o un voto de desconfianza que demora las cosas. Esto no pasa en las PyMES, con la cercanía estructural con la que nacen, pueden vanagloriarse del “time to market” de las decisiones. La oportunidad al palo.

Sin embargo, esta flexibilidad que tanto las caracteriza puede ser también una posible ancla para el fracaso. ¿Por qué? Porque la toma de decisiones realizada a las apuradas puede ser algo también de temer. Así como una decisión dubitativa o poco oportuna es una pérdida de tiempo y de oportunidades, una decisión apresurada es una invitación también al fácil fracaso. La suerte llama a las puertas y lo puede hacer varias veces: pero jugar con fuego puede ser peligro y te podes quemar.

De esta manera, el impulso es siempre bienvenido, la premura en las decisiones es un valor, el ser ágiles para definir rumbos es un acierto y más que nada porque los negocios siempre surgen de oportunidades y de apuestas. Pero también el ser consistentes con alguna metodología, el no llevar todo al extremo de la improvisación y el vamos viendo, el dar espacios también para saber “parar la pelota» y permitirse la duda o la reflexión para no arriesgar en demasía o todo es algo que en las agendas de las PyMES debe estar, aflorar y consolidarse. No todo es puro impulso.

El capital en las PyMES se caracteriza por ser finito, con lo cual no está mal resguardarlo de los ataques impulsivos. No todo se resuelve en una noche, no todo requiere noches para cerrar decisiones. Ser chicos es una virtud, pero recordemos que las empresas grandes y aún muy grandes alguna vez fueron chicas, pero no se quedaron con eso y supieron dar el salto.

El impulso es bienvenido y es un valor, pero ser todo impulso puede resultar demasiado, aún para una PyME.

Fuente: Diego Regueiro | www.a24.com

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